NUESTRO
TERRITORIO se reunió en la Casa de la Cultura de Cajicá con algunos de los artistas
que aceptaron del desafío temático propuesto por el Instituto de Cultura para
la exposición PRIMAVERA EN CAJICÁ
A
diferencia de otras versiones del evento, la PRIMAVERA EN CAJICA 2013 propuso
como tema la cultura muÍsca. Los interesados en participar debían presentar (no
obligatoriamente, pero si preferencialmente) obras en las cuales elementos de
la cultura ancestral muísca fueran
representados. Esa decisión, aparentemente interesante, creó polémica entre
algunos artistas que se negaron a participar del certamen e incluso hicieron
campaña para evitar que otros lo hicieran. Posiblemente esa sea la causa de que
este año el evento haya contado con un número menor de obras. Sin embargo, el tema fue trabajado pertinentemente por un
grupo de artistas que vio en la cuestión muisca una oportunidad de trabajar una
amplia gama de posibilidades estéticas.
Los
artistas concordaron en la importancia de exponer estas temáticas para niños y
jóvenes que son el público mayoritario de la Casa de la Cultura. Para ellos es
fundamental que las nuevas generaciones sean reeducadas en la simbología
muisca. Los ha impresionado ver a los chicos cajiqueños recorriendo la
exposición.
Pero
reconocen que la temática no le interesa a las grandes instituciones que
movilizan el arte a nivel nacional. ¨Prefieren llenar plazas con eventos
multitudinarios. A esas instituciones les interesa el show, entre más gente,
mas presupuesto¨ Afirmó Sánchez Möller. Dijo también que ¨lo efímero en el arte
es la tendencia dominante, las instalaciones. Por eso esta tipo de obra no
tiene espacio en escenarios como el MAM
o las galerías. La tendencia es a que el arte se vuelva global, las redes y el
exceso de información nos obligan a mirar todo muy rápidamente. Nadie se para a mirar una obra de arte. Al
poner nuestro trabajo aquí, estamos recuperando un espacio. Obras como estas
invitan a detenerse, a volver en el tiempo, a que las miren y que se pregunten
qué es eso, a que indaguen qué es la
cultura indígena muisca¨.
Para
Ricardo Ruiz, ¨estos espacios de pueblo tienen su valor…En Bogotá todo es muy
parametrado por discursos, modas y tendencia estéticas. Los curadores acaban
con el artista. El juego de poder se torna superior a la obra del artista. En
estos espacios, es completamente
diferente. Aprovecho para visitar los pueblos de Cundinamarca. Exponiendo. Uno se encuentra con artistas
académicos y empíricos. Eso es bueno porque refresca el trabajo. Pero esto
refleja el hecho de que hay un conflicto entre los artistas salidos de las
escuelas formales y los empíricos. Pienso que unos años de estudio no quitan 20
o 30 de experiencia¨.
Esto
es una grieta, dijo Luz Eliana Correa. ¨Son trabajos de corazón, del alma…sin
no nos enseñan el pasado…va a dejar de existir¨.
Con
el grupo de artistas, NUESTRO TERRITORIO, se sentó frente a cada una de las
obras y colectivamente se hicieron diversas reflexiones. Ese diálogo fue
bastante interesante, tanto estéticamente, como en lo referente a lo que está
por detrás de la realización de un evento como este, fuera de los grandes
centros de arte a nivel nacional.
Visita Muísca. Obra de
Francisco Sánchez Möller
La
obra Visita Muisca, recrea el paisaje
del Salto del Tequendama, mitológicamente fundamental para la cultura muisca. El
artista lo propone como un punto de encuentro entre culturas. Por eso el cuadro
introduce elementos tanto de los muiscas como de la Sierra nevada de Santa Marta
y de los Incas. La idea de fondo es la de la identidad entre las culturas ancestrales de América. Se
hace la comparación entre el indígena y su riqueza simbólica, manifestada en la
orfebrería y la cerámica y en los tejidos.
Para
Sánchez Möller, ¨las culturas precolombinas eran ricas simbólicamente, hoy no
vemos eso. Ellos no le ponían valor a las cosas. Traían sus mazorcas y las
esmeraldas como ofrendas, todo se daba. Lo primero que se hacía era dar a los
vecinos, porque el vecino también compartía con uno. Esa tradición se mantiene
entre los campesinos de Cundinamarca y tienen su origen desde esa época. Hoy en
día subsiste en Boyacá, por ejemplo, cuando uno va hay que llevar el famoso cariñito y uno lo recibe al final de la visita cuando
le dan el masato o cosas hechas por ellos mismos. La nueva tendencia de la
globalización hace que se pierda el sentido de nacionalidad e identidad
cultural¨.
Rostros del pasado, rostros del presente. Obra de Fernando García
Quintero
El
joven Fernando García Quintero también se lanzó en un rescate de la identidad.
¨Me quise acercar a la temática. Mi trabajo está siempre en recorrer los espacios,
hacer vínculos. No conocía Cajicá y me vine a recorrerlo. Pensando en la
temática me dije, en los niños de aquí los trazos indígenas son evidentes.
Entonces empecé a trabajar con los rostros de los niños. Comencé explicarles a
las personas, pidiéndoles que me dejaran fotografiar a los niños. A los que me
lo permitieron, les expliqué, que sus hijos estarían en la exposición. Los niños son cajiqueños. Están en los lugares típicos, el parque, la
peluquería, la tienda. Había visto unos libros sobre los rostros del pasado. El
mío es un trabajo literal pues el parecido de los niños con la estética muisca
permite aproximar presente y pasado¨.
Este
artista bogotano, se para y escucha sobre lo que las personas dicen sobre su
obra. ¨Pocos artistas se quedan al lado de su trabajo. La gente habla. Vi a un
niño que reconoció alguno de sus amigos, eso fue importante. La gente si
encontró la fusión entre los rostros de los niños y las máscaras. Una señora me
dijo que le pusiera color. Fue importante escuchar en general el artista es
egocéntrico. Haciendo eso percibí que las personas puede interactuar con el
trabajo. De hecho, hay vestigios arqueológicos en los cuales las obras de los
indígenas eran llenas de color. En los muiscas el azul, el naranja, el
amarillo¨.
Para
Fernando Sánchez, ¨los tejidos han sido llamativos en las culturas primitivas.
No eran limitados en sus expresiones, eran desarrollados en ese sentido, iban
de la representación a lo abstracto. Su manera de entender el arte era
diferente delo arte occidental. Claro que
no podemos desconocer el arte occidental. Tenemos que asimilarla y usarla para
lo que nos interesa. Tenemos de encontrar una forma de ver la realidad como la
veían los indígenas. Me interesa el arte contemporáneo, pero sin desconocer
nuestras culturas arcaicas. Las pinturas rupestres tienen más tiempo que la
civilización misma. Antes de la tradición occidental, hubo obras que muestran
la riqueza de la expresión artística anterior a esa tradición¨.
Fases Lunares. Obra de Ricardo Ruiz.
En
Fases Lunares, la idea fue traer la estética muisca, pero
también recuperar elementos del arte
contemporáneo. ¨La obra planeta una contraposición de sentidos. De un lado, la
urbanización que hay que detener, del otro la recuperación de lo rural. Cajicá
es un punto excelente para ver la realidad¨, reflexiona Ruiz.
El
artista intenta mostrar cómo los indígenas vivían en armonía con su medio. ¨La
cultura que nos corresponde es la aborigen. Entre más nos aproximamos de
nuestra raíz podemos pensar mejor nuestra realidad¨, afirmó.
A
diferencia de las otras obras, esta relaciona lo figurativo y lo abstracto. ¨Al
ser autodidacta, uno se permite experimentar. He trabajado con todo tipo de
materiales. Con químicos, con piedra. Eso permite ver en Fases lunares. Es una polarización
de negativos. Puse todo lo que tenia de tiempo atrás, lo maneje
digitalmente. Así se encuentra lo
digital, lo contemporáneo y lo ancestral. No existe necesariamente una ruptura.
Si tú tienes en tu cabeza un cuadro, y tienes herramientas en la tecnología,
porque no las vas a utilizar?¨ Se pregunta.
Esta
obra, relata, ¨está basada en la estereoscopia, aplicada a la ilusión óptica en
un contexto muisca. En un mes hay las fases lunares, menguante, luna nueva, luna
llena y nueva. Se le agregó lo textural, que remite a la sensación de tejido.
Le agregué la orfebrería. Los cultivos
están representados en las espigas. Y era así como se organizaban sus territorios,
Ellos eran astrónomos. En la mitad está el sol. Es una obra que refleja el
sentido cíclico del tiempo. Por eso es una obra para imaginarla circular. La
relación entre lo femenino y lo masculino, como elementos que componen parte de
la naturaleza y una cosmogonía. Una visión dual, pasado y futuro, lo femenino y
lo masculino, lo natural y lo cosmogónico. Hombre y mujer. El cuadro refleja una cosmovisión completa¨.
Tybso. Obra de Luz Eliana
Correa
La
artista, de origen paisa, establece la ruta hasta llegar a la temática. ¨Mi padre
es un artista costumbrista, se llama Miguel Ángel Correa, pinta arrieros y
mulas, paisaje paisa. Crecí en la pintura a su lado. Lo que busca uno es que
mucha gente se identifique, que aprendan con la obra sobre su pasado¨.
Typso
es una palabra encontrada por Luz Eliana Correa en un diccionario muisca.
¨Quería mostrar el trabajo de la alfarería y Typso significa, arcilla de alfarero. Desde que lo comencé a
trabajar me enamoré. La temática es nueva para mí. Fue un reto. Lo trabajé con tanto animo y
ganas que el tiempo me pareció justo. Me
encanta lo primitivista. Tybso,
muestra el amor por la tierra en contraposición al abandono de la madre que se
vive hoy. El color, la arcilla y la naturaleza en sus trabajos. La tela con sus
adornos, su trabajo en oro y el tejido de la cabeza. El muñeco es hecho en
porcelana fría, tejido en fique, tela. Pintura en el rostro. El personaje unta
la vasija. Es una vasija de hacer masato. Es un homenaje al trabajo manual en
la cotidianidad. La comunión entre el trabajo y la tierra hace que sea un esfuerzo
místico. Recupera el sentido de la relación con la naturaleza¨.
Tunjos Muiscas. Obra del Maestro Carlos Osorio.
El
maestro Carlos Osorio, artista homenajeado en es XXI versión de primavera,
presentó, entre otras, un trabajo en vidrio. ¨Iba a ser una lámpara vitral.
Pero cuando hicieron la convocatoria asistí a una conferencia de un español
sobre vitrofusión. Nunca había trabajado con esa técnica. Aquí, al fundir el
vidrio se aprovechó el accidente. Todos están fraccionados. Cometí varios errores. Sin embargo el
resultado es muy bueno. De un accidente
sale una técnica nueva. Le puse un pigmento amarillo y abajo violeta. Quedó un
relieve. Los muiscas trabajaban el vitrificado cuando trabajaban la cera
perdida. Trabajaban arcillas y piedras y
ahí está la técnica presente. Ellos tenían que trabajar el sílice y mucho de lo
de ellos pasaba por ese material. Hay si un hilo conductor entre la vitrofusión
y la obra contemporánea. Los tunjos eran de cognotación totémica, sagrada y
religiosa. No era apenas por decorarse, eran vinculados a la cuestión sagrada. El
concepto del crisol, de usar el fuego como algo sagrado, todo lo que toque el
fuego se purifica. Ellos podían conocer ese material, pero no lo desarrollaron.
Trabajaron el oro en todas sus dimensiones¨.
La
Primavera en Cajicá, aún presentó algunas obras con técnicas diversas. Sus
autores no estuvieron presentes en este momento único, pero, para el
espectador, esta discusión puede iluminar reflexiones que le ayuden a pensar el
sentido y significado de estas obras de arte.
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